Blogs personales y foros de discusión
Si nos atenemos a la cronología, primero fueron los foros, y luego los blogs personales. No son lo mismo, por supuesto, y hay que saber diferenciarlos. Los foros son sitios online donde se discuten ciertos temas a propuestas de los usuarios, o del mismo carácter del foro; en los blogs personales, el dueño o administrador del sitio es el que desarrolla un tema elegido, y puede o no querer saber la opinión o los aportes de sus lectores, por lo que habilita un apartado de comentarios.
Como hemos dicho, podríamos asumir que los foros han quedado un poco obsoletos, y son los blogs los que se llevan la palma, adaptando ese apartado para comentarios de los cibernautas en lo que podría ser la nueva forma de un lugar de discusión. De hecho, cualquier sitio web posee ahora un apartado similar, donde dejar impresiones, opiniones, aportaciones o cualquier otra clase de comentario (por supuesto, se deja muy claro que hay que guardar ciertas normas, las más básicas de educación: sin insultos, malas palabras o juicios de valor hacia otras personas o colectivos).
Porque en esto de la libertad de expresión, hay que marcar muy bien los límites; si no, como en muchos otros ámbitos, pasamos de la libertad al libertinaje. Y es que como muy bien se suele decir, la libertad propia acaba cuando empieza la libertad de otro; pero aunque la teoría funciona muy bien, la realidad se complica al poner esta máxima en práctica. Y si hablamos de un sitio tan ingobernable internet, hay que tener mucho cuidado en que la libertad de expresión no se salga de madre; en un principio se forjó la figura del moderador, más o menos como la que solemos ver en los debates, aunque luego la misma red se encargó de ir poniendo sus propios algoritmos controladores, con mayor o menor éxito, hay que añadir.
Otro lugar donde podríamos poner el foco del debate sería la ¿libertad sexual? de la que se supone disfrutamos en la actualidad. Claro que, dependiendo del lugar del mundo donde te encuentres, esa libertad es, tal como lo demuestran los interrogantes, como mínimo incierta. Porque desde las sociedades más puritanas a las más desenfrenadas sexualmente hablando, hay un abismo; y, sin embargo, cuando esto se refleja en comentarios en internet, en algún lugar que está globalizado y que no tiene la suficiente criba para filtrar ciertas ideas, ¿quién debería tener ideas acertadas o inadecuadas? ¿Y quién juzgaría cuáles son unas y cuáles otras? En esto casos, los foros de opinión, de debate y los cuadros de comentarios son una especie de bestia indomable, donde cualquier opinión es válida, aunque no sea la apropiada… ¿o cómo sabríamos que no lo es?
Por ejemplo, ¿sería libertad sexual ver porno gratis? Siguiendo en el ámbito de internet, la pornografía hizo su agosto con las webs de videos xxx, sin que costara muy poco ponerlas en línea y menos aún ofrecerlas al público. Por supuesto, cualquier usuario adulto tiene la libertad de consumir porno, o de no hacerlo; pero el dilema viene cuando, no hace tanto tiempo, internet te bombardeaba con un número ingente de pop ups publicitarios pornográficos, y tan indiscriminadamente que poco se podía hacer si el usuario no era mayor de edad. Entonces, ¿permitimos esto para que se diga que somos liberales sexualmente hablando? ¿O ponemos límites y nos arriesgamos a ser llamados represores en aras de ciertos principios éticos?
Ni para este tema, ni para otros muchos similares, hay una respuesta claro. En el porno como en la vida, nada es totalmente malo ni nada totalmente bueno; y de esa forma, tener libertad total puede ser tan nefasto como no tener ninguna en absoluto. La solución estaría en una posición intermedia; claro que, si fuera tan fácil conseguirla, tendríamos la llave de la sociedad perfecta.